sábado, 14 de diciembre de 2013

FAMILIA SCATHOPHGIDAE

Scathophaga stercoraria L. (Mosca amarilla del estiércol).

DESCRIPCIÓN:
Dedicamos esta nueva entrada en nuestro blog, a un insecto algo escatológico pero que sin duda, ha conseguido en si mismo lo que el hombre lleva siglos intentando a través de una antigua disciplina pseudocientífica como es la alquimia.  Este insecto, capaz de incorporar y procesar los excrementos de los mamíferos al suelo, representa un extraordinario aliado para aumentar y enriquecer la fertilidad del mismo, y por consiguiente,  debe ser apreciado dentro del agroecosistema como  si de un metal precioso se tratara al que la naturaleza presta su color dorado.
Detalle del imago de Scathophaga stercoraria L 
Este díptero de aspecto desgarbilado, se comporta además como un excelente depredador generalista de otros insectos, muchos de los cuales son considerados como plagas en nuestro cultivar.  Se trata pues de un díptero denominado Scathophaga stercoraria L. conocida con el nombre común de mosca amarilla del estiércol o mosca de oro.  Su nombre en latín deriva del término "Stercorarius" relativo a los excrementos y "Scathophaga" a su modo de alimentación coprófaga, es decir, que se alimenta de excrementos de los que también depende para cumplimentar su ciclo vital como ya veremos.
Scathophaga sp. capturando a una presa de igual tamaño.

Los adultos de estas moscas de aspecto hirsuto, poseen un recubrimiento de un denso pelaje de color dorado alcanzando una longitud que oscila entre los 5 a 11 mm y, siendo los machos los que poseen unos tonos amarillos más vistosos, mientras que la hembra presenta tonos más apagados y verdosos. Son estos primeros, los que poseen hábitos predatorios alimentándose de otros pequeños artrópodos, mientras que las hembras también se alimentan de heces de mamíferos que utilizan como lugar para sus puestas donde las larvas de hasta unos 10 mm de largo, encuentran todo lo necesario para desarrollarse y pupar posteriormente en el interior de la tierra.

ESPECIE CONTROLADA:
Su carácter generalista no hace distingos entre sus potenciales víctimas, encontrándose especializada para la caza al acecho y a pleno vuelo, por lo que insectos de su misma orden algo más pequeños, son generalmente los que constituyen el grueso de su dieta: moscas y mosquitos principalmente o incluso algún pequeño microlepidóptero algo despistado, pudiendo consumir como fuentes adicionales de energía néctar y estiércol como ya decíamos.
A veces una flor es un buen sitio para cazar una presa.
Estos dípteros de la familia de los múcidos, suelen utilizar oteaderos cercanos a las fuente de alimentación de sus presas, desde donde rastrea sin descanso para satisfacer su voraz apetito.  Es por tanto que este díptero, se comporta como un inestimable aliado para combatir plagas tan importantes en producción ecológica, como es el caso la mosca de la fruta (Ceratitis capitata) o la propia mosca del olivo (Bactrocera oleae).  Esta labor es muy importante, ya que su depredación se realiza sobre estas poblaciones de la familia tephritidae mientras se encuentran en estado adulto, no teniendo que esperar a su estado pupal, para ser controlada la plaga, tal como ocurre con otros aliados himenópteros parasitoides entre los que destaca la especies como la Diachasmimorpha tryoni, Diachasmimorpha longicaudata, Eupelmus urozonusOpius concolor, etc) y por tanto, pueden ser depredados antes de ocasionar el daño a la fruta, de ahí su importancia. 
Captura de pequeño díptero.
BIOLOGÍA:
El apareamiento tiene lugar normalmente en el suelo, donde seguramente encontraremos cerca un excremento fresco de mamífero (vacas o pequeños rumiantes principalmente). Su ciclo vital dura aproximadamente dos meses, donde las hembras tras poner su puesta en el estiércol fresco tal como decíamos, ven como sus larvas eclosionan en tan sólo un par de días y que se alimentarán de los excrementos.  Es entonces, cuando se suceden tres mudas en muy corto periodo de tiempo, en unos cinco días aproximadamente hasta pupar en el plazo de una semana en el suelo, de donde emergerán los adultos pasado un par de semanas, (estos plazos evidentemente dependerá de la temperatura).

Sus largas patas provistas de espinas, están adaptadas para agarrar a su presa.
Durante su ciclo vital pueden aparearse entre 4 y 10 veces, por lo que las sucesivas generaciones ocupan prácticamente todo el año en nuestra zona mediterránea más templada, donde podremos computar unas 3 ó 5 generaciones de nuestra protagonista en el año.
Hembra de Scathophaga stercoraria  realizando la puesta.
MEDIDAS PARA FAVORECER SU PERMANENCIA EN NUESTRO AGROECOSISTEMA:

Evidentemente la conjugación entre agricultura y ganadería, aparte de todos los parabienes agronómicos que se derivan de esta asociación,  es fundamental para la presencia de estos insectos, como algunos de los miembros que venimos diciendo algunos perteneciente a esta familia y otros a la familia de los asilidos, que necesitan del estiércol para cubrir todo su ciclo vital y por tanto, es necesario disponer de estos excrementos para favorecer su permanencia.  La presencia de algún animal herbívoro en el agroecosistema será suficiente para aumentar la presencia de estos insectos y de la consiguiente labor beneficiosa.  El disponer de pequeños oteaderos a modo de ramitas, también favorecerá la presencia de estos aliados, que pese a su carácter generalista sumaran a la hora de regular cualquier crecimiento de una potencial plaga.


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