miércoles, 9 de mayo de 2018

FAMILIA ANTHOPHORIDAE

DESCRIPCIÓN: 
Cesaron las ansiadas lluvias y con ello el comienzo del ir y venir de multitud de insectos.  Esta nueva entrada la dedicaré a una las familias de himenópteros más importantes de Andalucía, tanto por su número como por su heterogénidad.  Esta familia de abejas conocida con el nombre de Anthophoridae, está compuesta por un grupo de abejas muy evolucionadas que pueden oscilar entre los 3 mm de longitud, a los 3 cm de la protagonista de nuestras fotos.
Xylocopa violacea, sobre flor de Passiflora donde podemos apreciar su larga lengua de 1 cm. de longitud.
Como ya habréis reconocido, se trata de una especie del género Xylocopa sspp, conocidas popularmente como "abejas carpinteras" o "abejorros violetas de la madera" (Xylocopa violacea).  En Andalucía hay aproximadamente 150 especies de antofóridos (Ortiz-Sánchez, 2006).

Otro antofórido al que pertenece este macho
de abeja solitaria que ejerce una labor polinizadora muy importante.
Sin embargo, el número de especies del género de nuestra protagonista de hoy, se reduce en nuestra Comunidad a cuatro: Xylocopa violacea, Xylocopa cantabrita, Xylocopa iris uclesiensis, Xylocopa valga

Los estambres de la Passiflora sp. están especialmente diseñados para dejar el polen sobre este insecto.
Si nos centramos en la subfamilia de los xilócopos, podemos decir que se caracterizan por poseer un cuerpo muy piloso (con bandas de pelos en el abdomen y tórax) y una larga lengua.  Estas abejas , construyen los nidos en el interior de la madera muerta, al resultarles más fácil la construcción de su  galería que usarán posteriormente, para depositar su puesta.  Lejos de grandes aglomeraciones estas abejas tienen hábitos solitarios, aunque no son raras las agregaciones y las asociaciones comunales. Ya que nuestra abeja carpintera ha alcanzado una organización subsocial, donde la hembra llega a convivir con su prole prodigándoles cuidados parentales que denotan su refinamiento evolutivo.

Aspecto violáceo de sus alas y cuerpo que le confieren el nombre de la especie Xylocopa violacea. 
El nombre de Xylocopa hace alusión a la construcción de sus nidos en la madera, (Xulos=madera en griego) y el apelativo violácea, a la tonalidad azul violeta del cuerpo y alas de los adultos.

ESPECIE CONTROLADA:
Pese al aspecto y tamaño impresionante de este himenóptero, esta abeja no es peligrosa para las personas.  Sin embargo, al ser la mayor de las abejas solitarias de Europa, su característico zumbido mientras circula entre las flores ricas en néctar y polen, han podido amedrentarnos en el algún momento.  Sólo la hembra tiene aguijón pero sólo lo utilizará como defensa si se ve muy acosada pues sabe... que moriría tras su uso como cualquier abeja.

En este caso, nuestro auxiliar no hace un labor de control biológico estricta sobre otra especie de artrópodos, sino que realiza una clara labor polinizadora, adaptada a flores de gran tamaño y en esa labor radica su principal función para nuestro agroecosistema.  Por tanto, si nuestro cultivo depende para su cuajado de una polinización entomófíla,  y sus flores son de gran tamaño, el potenciar la presencia de este insecto puede resultar una buena idea.  Cultivos como, alcaparras, níspero, manzanos, membrillos, caquis, etc. son cultivos donde nuestra abeja gigante se siente especialmente atraída.

Especial diseño para las flores de corola profunda, o muy abiertas como esta passiflora.
Debemos tener presente que todos los miembros de esta familia, se caracterizan por poseer una larguísima glosa (lengua), que puede llegar a alcanzar 1 cm de longitud.  Es precisamente esta característica, la que facilita el acceso a flores de corola profunda, recurriendo a practicar incluso una incisión en la flor con sus piezas bucales cortantes para acceder al néctar, en los casos en que la corola es demasiado profunda, como por ejemplo ocurre en la flor del narciso.  Las hembras del género de nuestra protagonista de la foto, presentan estructuras especiales denominadas "escopas" similares a las abejas meliferas y ubicadas en las patas traseras que les ayudan a recolectar el polen.

Las abejas carpinteras son insectos que pasan el invierno en los nidos de madera.  Es en primavera cuando despiertan y se aparean.  Es en ese momento cuando las hembras ponen algunos de sus huevos en las galerías excavadas en la madera muerta.  Los machos suelen tener los ojos más grandes que las hembras, lo que es algo fundamental en su constante labor de vigilancia y observación de las hembras a las que persiguen incansablemente hasta lograr la cópula.  Para crear su nido la hembra busca madera seca, postes, ramas muertas o alguna estructura de madera.  Se vale de sus fuertes mandíbulas a modo de gubia de carpintero, para ir horadando una galería de entrada horizontal.

Detalle del aspecto piloso del cuerpo del insecto.
Posteriormente sigue un conducto vertical de 15 a  30 cm de largo y de 1,5 cm aproximadamente de diámetro, que presenta un solo orificio de salida.  En el fondo del conducto, se dividen en unas 12 celdillas separadas por pequeños tabiques formados por serrín prensado con saliva.  En cada una de estas celdillas podemos econtrar unos granos de polen y una larva, que se irá desarrollando en cada uno de las habitaciones individuales de esta galería, para que a finales de agosto o septiembre, las jóvenes abejas saldrán una tras otra por la única abertura existente.

MEDIDAS PARA FAVORECER SU PERMANENCIA EN NUESTRO AGROECOSISTEMA:
El dejar estructuras de madera vieja en lugares tranquilos, puede resultar una buena idea para potenciar la  aparición de estos himenópteros.   Esto no debe inquietarnos ya que los xylócopos no crean enjambres, ni colonias y tal como decía, no se alimentan de madera de modo que nunca llegaran a ser un incordio en nuestro agroecosistema, sino todo lo contrario.

Estas abejas realizan galerías poco profundas prefiriendo madera muerta al ser más blanda.
El incluir entre nuestros setos especies como la Passiflora, Glicina, Capparis y Lampranthus, es un reclamo irresistible para este gigante alado, que le gusta frecuentar las zonas urbanizadas donde no le faltan estructuras de maderas y un gran surtido de flores.  Un hecho curioso de esta especie, es que las hembras jóvenes construyen sus nidos en el lugar donde han nacido.  Por tanto, si sabemos de la existencia de un nido de esta especie de abeja, no tocarlo, es lo mejor que podemos hacer puesto que posiblemente sus hijas volverán a utilizarlo al año siguiente.