miércoles, 14 de noviembre de 2018

FAMILIA SCARABAEIDAE

DESCRIPCIÓN:  Copris hispanus (L.),
En esta ocasión dedicaré este "post" a uno de los insectos que sólo por su aspecto imponente, bien merece la pena usarlo para introducirnos en la familia Scarabaeidae, dentro de la orden coleóptera en nuestra particular lista de fauna auxiliar.  Como podéis observar los escarabajos pertenecientes a esta familia, poseen por lo general un aspecto rechoncho o abombado con un clípeo unido a la frente que puede tener un largo apéndice (dependiendo del sexo y el género), que como en los casos del Oryctes o el Copris de las imágenes se manifiestan en forma de cuerno.  Me refiero a los conocidos escarabajos rinocerontes, caracterizados como el resto de la familia que nos ocupa,  por tener sus antenas en forma de mazas formadas siempre por laminillas dispuestas en un solo lado de sus artejos, además de poseer un cuerno cefálico en el caso concreto de los dos géneros anteriormente mencionados.

Imago de Copris hispanus (Linnaeus 1764)
Esta familia Scarabaeidae comprende especies de hábitos coprófagos, donde se encuadran nuestros escarabajos rinocerontes.  Concretamente esta especie de la foto Copris hispanus, es coprófaga y de color negro algo menor que el Oryctes nasicornis (abajo) de color más claro.  Sin embargo,  presentan ambas especies un marcado dimorfismo sexual.  No obstante, estos dos géneros son fácilmente distinguibles entre sí ya que el primero de ellos, tiene los élitros con relieve o endiduras bien marcadas, mientras que las alas del Oryctes sp son planas y de mayor longitud.  Adjuntamos foto del Oryctes nasicornis en la que la protuberancia en forma de cuerno está apenas presente al tratarse de una hembra, denotando el mencionado dimorfismo sexual.

Hembra de Oryctes nasicornis del escarabajo rinoceronte, donde se aprecia 
el claro dimorfismo sexual y la ausencia de cuerno.
Igualmente, podemos encontrarnos algunos machos de las citadas especies de Copris sspp, que presentan un amplio rango de variabilidad individual en el cuerno de la cabeza, existiendo machos con cuernos pequeños cuya fisonomía se acerca más a la de las hembras, en la que su protuberancia es apenas visible.

ESPECIA CONTROLADA:
En este caso, su labor principal en nuestro agroecosistema es su excelente comportamiento como descomponedor de material vegetal.  Sin embargo, se ha comprobado que los escarabajos coprófagos que nos ocupan, se han utilizado con éxito para reducir las poblaciones de moscas y de algunos gusanos parásitos que se reproducen en el estiércol del ganado.

Detalle de las patas robustas y fuertes, diseñadas para el agarre y la escavación.  
También se pueden observar la infestación de ácaros foréticos, localizados cerca de los ojos (ver última foto).
Los escarabajos utilizan el estiércol disponible para su puesta, que la entierran en el suelo con el consecuente efecto de mejora de la fertilidad de la tierra y del ciclo de sus nutrientes, a la vez que compiten por estos recursos vegetales con otros insectos dañinos para nuestros intereses.

BIOLOGÍA:
La larva arqueada de nuestro protagonista de hoy, es un gusano de gran tamaño que oscila entre 6-10 cm. de longitud.  Esta larva prefiere realizar su desarrollo sobre tierra vegetal, restos vegetales, humus, árboles en descomposición, montones de serrín e incluso se ha observado últimamente larvas en los troncos de las palmeras que son devastadas por el picudo rojo. 


Perfil del macho de Copris hispanus donde se aprecie claramente el cuerno que da nombre a la especie.
Es en otoño, después de tres o cuatros años de vida larvaria, cuando la larva se entierra profundamente a unos 25 cm. de profundidad, para pupar y pasar de ninfa a imago.  El adulto no emerge de su escondite profundo, hasta la primavera o principio del verano siguiente para reproducirse entre finales de mayo y junio, donde vivirá algunos meses hasta otoño centrado en la búsqueda de pareja y prácticamente sin alimentarse.

MEDIDAS PARA FAVORECER SU PERMANENCIA EN NUESTRO AGROECOSISTEMA:

Dejar en un lado de nuestro agroecosistema un poco de compost o serrín varios años, servirán de unos excelentes sustratos para que nuestros escarabajos rinocerontes, puedan poner sus huevos y como decía... una vez eclosionadas sus larvas, pasarán algunos años alimentándose en él hasta que escaven una galería profunda, para poder transformarse en estos magníficos insectos que vemos en estado adulto, con ese aspecto de carro acorazado inexpugnable capaz de soportar sobre su dorso hasta 30 veces su propio peso.  No en vano se trata de uno de los mayores coleópteros de Europa, que abundaban por los viejos robledales,  hoy mucho más escasos y difíciles de ver que antaño, debido entre otras causas a la escasez de materia orgánica de nuestros suelos.  La mera presencia de estos insectos en nuestros campos, actúa como excelente bioindicador de la salud de nuestro agroecosistema aumentando la biodiversidad del mismo.  Sin embargo, siempre hay algún oportunista que aprovecha la presencia de estos grandes escarabajos, como los ácaros foréticos de la familia uropoda sspp de las fotos que muestro abajo, que igualmente pueden ser unos aliados para otras plagas como podéis ver en el enlace.

Detalle de la infestación de ácaros foréticos (Uropoda sspp) en los bajos del escarabajo rinoceronte.
Debajo de los ojos se puede observar la infestación de los ácaros foréticos
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