La variabilidad entre individuos involucrados en la agricultura, ganadería, silvicultura, pesca y en definitiva... de todos aquellos agentes vivos que contribuyen a la alimentación humana, juegan un papel fundamental en la adaptación a un cambio climático que a todas luces y después del reciente "Pacto de Glasgow" es irreversible. Recordar la cantidad de estudios científicos del grupo de expertos que asesora a las Naciones Unidas, donde se advertía que los países no estaban encaminados para cumplir ni siquiera las metas de París, donde como sabéis se obligaba a los países a recortar emisiones de gases de efecto invernadero para no rebasar los 1.5 ºC de calentamiento global. Tras la llamada COP26, la cumbre internacional sobre el cambio climático, decepcionante para muchos, poco más que "mantiene vivos los objetivos del acuerdo de París" tal como se dijo desde la presidencia de la Unión Europea.
Sin embargo, cuando se habla de agrobiodiversidad no suele abordarse de forma conjunta con el cambio climático y sus estrategias de acción, como si se tratasen de asuntos inconexos. Cosa que por contra, es de vital importancia para prever sus consecuencias sobre la propia seguridad alimentaria, así como para poder paliar algunos de los efectos de este proceso. Si algo caracteriza al cambio climático es que se trata de un proceso global y por consiguiente las medidas deben ser globales.
Se debe tener presente que la erosión genética de agrobiodiversidad en general, con manejos inadecuados como el monocultivo en particular, están provocando desde hace ya muchas décadas un aumento de la velocidad en la pérdida paulatina de especies del agroecosistema y consecuentemente su desequilibrio, que en el caso de las escasas supervivientes, están siendo sometidas además a situaciones crecientes de estrés climático... viendo acentuado el agroecosistema la pérdida de recursos genéticos en una inevitable bola de nieve, retroalimentando los efectos del cambio climático.
Este proceso del clima en el que nos encontramos inmersos, se postula ya como el principal impulsor de la citada erosión genética y por ende, de la pérdida de biodiversidad en el tiempo que duré este proceso, y que también va en el sentido contrario.
Valga como ejemplo para evidenciar esta necesidad de aunar una estrategia común entre el cambio climático y la agrobiodiversidad, es el desacoplamiento que está existiendo entre especies que interactúan dentro del propio agroecosistema (como por ejemplo entre plantas y plagas), y que afectan a una pérdida de resilencia del mismo que afectarán irreversiblemente a las producciones agrícolas. Por lo que el discurso del cambio climático debe pasar indisolublemente por hablar conjuntamente de la agrobiodiversidad, aunque sólo sea por sus consecuencias para la seguridad alimentaria.
En este sentido el enfoque agroecológico, se erige como el manejo de la agrobiodiversidad más adecuado para poder paliar el proceso ya lanzado de cambio climático, y en consecuencia sobre la erosión genética y nuestra propia salud. Evidentemente esta medida debe ir acompañada, de otras muchas aplicadas en otros sectores como: el transportista, industrial o el eléctrico, que son los principales responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Fdo. Antonio Bravo Rodríguez.
- Fauna auxiliar y diversidad funcional. (Profesor: D Antonio Bravo Rodríguez. Técnico en producción ecológica. AGAPA). "Seminario en producción ecológica: Biodiversidad", curso I.A.A.P del año 2018.
- Lucha biológica. Casos prácticos: Interrelaciones. Antonio Bravo Rodríguez. Curso "La producción y el control en la agricultura y ganadería ecológicas ". Curso IAAP del año 2014.
- Estudio "Sistema de Información Geográfica para la Producción Ecológica en Andalucía". Trabajo realizado como resultado del Curso de Experto Universitario en Producción Ecológica 2008 impartido por la Universidad Internacional de Andalucía con sede en Baeza, tutorado po Juan José Soriano Niebla. Con datos obtenidos de los solicitantes de las ayudas agroambientales (líneas ecológicas) en la campaña 2007. Autor: Antonio Bravo Rodríguez. Fecha. Enero 2008.
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