Pertenecen a la Clase Chilopoda no a la Insecta, y por tanto, no son insectos estrictamente. Estos miriápodos -incluidos en la Orden Scolopendromorpha- pueden llegar a medir entre 10-15 cm de longitud en estado adulto. Están provistos de unas poderosas mandíbulas (llamadas forcípulas) a modo de tenazas, tal como se puede apreciar en la foto. Poseen un cuerpo alargado y segmentado (normalmente de unos 21 segmentos) con patas articuladas, donde su primer par, se encuentran modificadas conformando las mencionadas forcípulas, a través de las cuales, paraliza a sus presas inoculándole un poderoso veneno.
Detalle de la forcípulas de la Scolopendra cingulata |
BIOLOGÍA:
Son animales con hábitos nocturnos, solitarios y suelen vivir entre 2 y 7 años. Es durante la caída de la tarde, cuando desarrollan la mayor parte de su actividad, huyendo de las zonas expuestas a la luz directa. En el invierno, ralentizan su metabolismo hasta el punto de entrar en diapausa, es decir, entran en una especie de letargo hasta que empiezan a subir las temperaturas. El macho es algo más pequeño que la hembra, y su reproducción sexual está exenta de cópula, realizándose la inseminación de forma indirecta, ya que los espermatozoides pasan del macho a la hembra mediante espermatoforos. En definitiva, el macho teje una tela donde deposita los espermatoforos a la espera que la hembra los recoja para fecundarse. La época de reproducción en nuestra zona mediterránea, comienza en primavera, durante los meses de marzo-abril. La hembra, después de la puesta que efectúa en un pequeño hueco del terreno, se coloca alrededor de los huevos (20 ó 30) para defenderlos de los depredadores. El período de "incubación" es variable, entre 1 o 2 meses.
Scolopendra cingulata |
Su alimentación es carnívora, son excelentes depredadores generalistas de otros artrópodos, cazan grillos, saltamontes, arañas, y en definitiva cualquier otro artrópodo de cierto tamaño. Los ejemplares más grandes pueden llegar incluso a depredar pequeños escorpiones y lagartijas.
MEDIDAS PARA FAVORECER SU PERMANENCIA EN NUESTRO AGROECOSISTEMA:
Pura versatilidad de movimientos. |
Su carácter marcadamente lucífugo, y preferencia por ambientes húmedos, explica el motivo de buscar refugio durante el día. Es por ello, que si queremos contar con su presencia, deberemos dedicar un pequeño rocódromo en lugar umbrío, para que puedan ocultarse con facilidad durante las horas de luz, y dispongan de un terreno donde puedan criar sin remover la tierra.
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